Flexión del tronco hacia adelante, pecho hundido, cabeza adelantada, pelvis en retroversión,… son algunos de los vicios posturales que están en muchos de nosotros, sobretodo cuando estamos sentados. ¿Qué repercusión tienen estas alteraciones posturales?
En realidad son muchas las repercusiones, y no solo a nivel muscular o articular. El que la columna vertebral no esté alineada puede dar problemas en el sistema musculoesquelético pero también en el sistema nervioso, vascular, respiratorio o digestivo.
- A nivel musculoesquelético: la desviación respecto del eje vertical nos va a llevar a un desequilibrio muscular. Nos vamos a encontrar unos músculos con exceso y otros con falta de tono. Esto crea tensión e hipomovilidad, limita la flexibilidad y genera rigidez muscular y articular.
- A nivel nervioso: un exceso de tono puede desencadenar la afectación de algún nervio comprimido por los músculos en tensión de forma prolongada.
- A nivel vascular: el exceso de tono puede repercutir en una vascularización insuficiente, de manera que las fibras musculares acortadas están comprimiendo los vasos sanguíneos y dificulta la función nutricional y el intercambio celular, generando toxicidad en nuestro organismo debido a los detritus que no podemos eliminar fácilmente.
- A nivel respiratorio: con una postura encorvada hacia adelante, el diafragma no puede moverse con libertad. La reducción del diámetro de la caja torácica frena el movimiento diafragmático, afecta a la capacidad pulmonar y hace que la oxigenación de nuestro cuerpo sea peor.
- La libertad de movimiento de nuestro esqueleto y el funcionamiento óptimo del diafragma aseguran la movilidad del sistema digestivo. Si los dos anteriores se ven afectados, repercutirá negativamente en el sistema digestivo.
La alteración del patrón respiratorio influye en nuestro sistema nervioso autónomo, activando más el sistema simpático o parasimpático, según sea la respiración. También afecta a nuestra recuperación, a nuestro sistema hormonal y nuestro estado de ánimo. Así pues, una postura erguida que facilite una buena respiración pulmonar incide indirectamente en los otros aspectos arriba señalados.
En la práctica del yoga se insiste mucho en mantener una buena postura y la razón es porque es clave para nuestro equilibrio tanto físico, como mental y espiritual.
Desde la filosofía del yoga se sostiene que la columna tiene una importancia vital en la salud y buen funcionamiento del cuerpo debido a los centros energéticos que se sitúan en zonas concretas a lo largo de la columna y los canales energéticos que fluyen a través de ella.
Para calmar la mente y abrirnos a una nueva percepción necesitamos un cuerpo libre de tensiones y una respiración consciente que nos lleve a estados profundos de calma. Sin una buena postura no podremos conseguir ni lo uno ni lo otro.
Entrenar la postura a través de la observación y la consciencia es necesario así como el movimiento para mantener un cuerpo fuerte pero flexible y libre de tensión.
Cuidar la columna es cuidar todo nuestro cuerpo y favorecer un estado de calma mental que nos trae serenidad frente a los inevitables obstáculos de la vida.